La poda y renovación del olivo son prácticas fundamentales en la gestión de un olivar saludable y productivo. La poda, una habilidad transmitida a lo largo de generaciones, involucra la cuidadosa eliminación de ramas muertas, enfermas o mal ubicadas. Esto no solo mejora la apariencia del árbol, sino que también estimula un crecimiento más vigoroso y una producción de aceitunas de mayor calidad.

La renovación, por otro lado, es un proceso estratégico que implica la sustitución de árboles viejos o improductivos por árboles jóvenes y vigorosos. Esto se hace para mantener la densidad adecuada en el olivar y garantizar una producción continua y sostenible a lo largo del tiempo.

Ambas prácticas requieren un conocimiento profundo de las variedades de olivos, las condiciones del suelo y las técnicas de poda. Cuando se realizan de manera adecuada, la poda y renovación del olivo pueden prolongar la vida útil del olivar y asegurar una cosecha abundante de aceitunas de alta calidad, lo que es esencial para la industria del aceite de oliva. Además, contribuyen a la salud a largo plazo del ecosistema en el que se encuentran los olivos.